Editorial
27 de Junio de 2020

100 DIAS DE SOLEDAD

100 DIAS DE SOLEDAD

(por Walter Ditrich).- 100 días de cuarentena.  Se parecen a 100 años de soledad. ¿Serán los 100 soles de encierro una eternidad?. O más bien, apenas un pestañear en el devenir histórico de la humanidad.

Hoy cumplimos 100  días de incredulidad. De incertidumbre. De temor. De desconfianza. 100 días que iban a ser menos  y cada vez son más.

100 días de hartazgo,  precaución, solidaridad, compromiso, incredulidad, resignación, rebeldía, virus, enfermedad, muerte., vida y alivio.

100 días de soledad.  De soledad acompañada. O de soledad solita y sola.

PUBLICIDAD

“En realidad no le importaba la muerte, sino la vida, y por eso la sensación que experimentó cuando pronunciaron la sentencia no fue una sensación de miedo sino de nostalgia” escribió Gabo  en 100 años de Soledad.

China estaba lejos de Macondo. Lejísimo. Pero la peste llegó. Se hizo verdad. El barbijo nos tapó la boca. “Nos preguntan cómo vivimos, sobreviviendo”,  respondimos y respondemos.  Mientras tanto, miramos por la tele una película de ficción cotidiana.  “Fascinado por una realidad inmediata que entonces le resultó más fantástica que el vasto universo de su imaginación, perdió todo interés por el laboratorio de alquimia…”  reza la pluma mágica en los 100 años de soledad.

PUBLICIDAD

No hay vacuna. No hay antídoto. El vecino puede contagiarte. El amor de tu vida te puede infectar. Cada uno de nosotros es, potencialmente,  un arma mortal.  “Todavía no tenemos un muerto. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra” dicen en la tierra de los Buendía.  Acá, en el Macondo pigüense,  seguimos esperando el pico. Somos heroicos los nadies con sòlo quedarnos  en casa. Las vecinas vigilan vecinos detrás de las cortinas . Ya casi creemos que Pigüelandia es inmune en la soledad más solitaria, como Macondo.

Igual que los Buendía,  todos parecemos predestinados a padecer  la soledad. Aislados de la modernidad y sus virus. Esperando que algún día “los gitanos” nos traigan el nuevo invento que  cure la peste que nunca vimos.

PUBLICIDAD

Embriagados de realismo mágico, tememos a un virus que nunca llegó.  Pánico social a un destino trágico que puede caminar dentro nuestro . O no.  Nadie sabe.  Tal vez, la peste nunca llegue a Macondo. O sí. Quizás, la soledad nos siga pareciendo eterna. 100 veces 100 días de soledad en nuestro Macondo criollo.

Hasta que todo pase. Ese día, tras cien soledades, podremos cantar al sol como la cigarra, después de meses bajo la tierra. Igual que sobreviviente, que vuelve de la pandemia.

“No entendía cómo se llegaba al extremo de hacer una guerra por cosas que no podían tocarse con las manos”  volvería a escribir Gabriel García Márquez cuando pasen estos Cien Años de Soledad..

Más de Editorial