FEMIRADAS: «PLANTEAR MICRO LUCHAS ES HACERNOS CARGO DE LO QUE NOS PASA COMO SOCIEDAD
(por Verónica Piangatelli).- Formado hace menos de un año, Femiradas es un grupo de mujeres que trabaja en sumar conciencia colectiva sobre temas relacionados con el universo femenino y su relación con la sociedad.
Sus integrantes, intentan a través de diferentes actividades abordar problemáticas - por ejemplo - ligadas a "Ni una menos" , derechos laborales, aborto legal, patriarcado etc. "Venimos de sectores diferentes pero coincidimos en que el patriarcado se tiene que caer" dice Virginia Schmidt a la vez que opina "desprogramar el machismo va a llevar tiempo porque hay micro-violencias en el cotidiano; por lo tanto es importante que además de la responsabilidad que tiene el Estado de ocuparse de estos temas a través de la educación o Leyes que permitan que las mujeres se sientan más libres; también la sociedad se comprometa desde cualquier ámbito".
Movilizar para transformar
Por su parte, Leonor Litre asegura "uno de los más grandes desafíos es lograr que desde el Estado haya políticas públicas que acompañen estas movilizaciones que se proponen transformaciones tan complejas". Estas micro-violencias nos entran continuamente por todos lados. Las vemos en la televisión, en una publicidad, la mujer y su cuerpo -por ejemplo- en el programa de Tinelli o los comerciales para las amas de casas".
Aldana Arroyo, se suma a la charla y sobre el rol de Estado agrega "Esta problemática se activa cuando la sociedad se moviliza. Por eso una movilización no está vacía de contenido porque para que haya políticas que acompañen es indispensable la construcción ciudadana permanente".
Educar a futuro
En igual tono, Mónica Occhipinti opina que las actividades que se realizan en torno a estas consignas permiten reflexionar acerca de la educación a futuro de las nuevas generaciones sobre la desnaturalización de la violencia. "Es importante que la sociedad tome conciencia de que lo que estamos haciendo es trabajar a futuro, porque en realidad, la mayoría de las que estamos movilizándonos desde Femiradas somos - casi todas - mujeres grandes; pero estamos tratando de revertir la situación para mejorar las condiciones de vida de las nenas, adolescentes y mujeres de las próximas generaciones».
«Si podemos lograr cambiar algo para que una adolescente pueda salir a la calle sola sin estar pensando si va a llegar o no a la casa, o si en su casa, su pareja la va a maltratar, porque las cifras dicen que la mayoría de los maltratos se dan en el seno de las parejas, entonces es bueno que la sociedad acompañe; porque si somos muchos los que pedimos este cambio, también desde las políticas se puede lograr un trabajo más intenso" señala Mónica.
Por su parte, al hablar de la lucha por desnaturalizar la violencia, Aldana Arroyo asegura que los adultos se la debemos a los jóvenes. "Esa posta la tomaron los jóvenes. Ellos alzaron la voz y nosotros acompañamos en esa movilización por desnaturalizar cuestiones que estaban tan arraigadas en cada una de nosotras".
Fortalecer las instituciones
Al hablar de cuáles son los mejores mecanismos para acompañar a las mujeres que logran salir del círculo violento ya sea fortaleciendo sus lazos afectivos nuevamente, o a través de espacios como "la casa de la mujer" para que luego esa víctima pueda reinsertarse en la sociedad; Leonor Litre señala que es un tema muy complejo.
"Creo que es muy importante el fortalecimiento institucional. Es muy necesario porque, muchas veces no se puede garantizar la recuperación de los vínculos familiares o personales porque esa situación de violencia se reproduce en una familia de generación en generación. Es como una cosa hereditaria que se mama desde la infancia y lamentablemente se vuelve a repetir. A veces incluso teniendo acompañamiento institucional muchas mujeres reinciden y se someten nuevamente a ese tipo de relaciones. Me parece que como sociedad tenemos muchas cosas que plantearnos en torno a eso. Quizás lleve mucho tiempo encontrar el camino de salida pero, también creo que este tipo de movilizaciones en las que nos pronunciamos en contra de la violencia de género, de alguna forma tienen que servir para esas transformaciones" explica Litre.
A la vez dice "También lo institucional implica las Leyes porque en muchos casos rescatar a una mujer o resolver esa situación, tiene que ver con un marco legal que actúe sobre ese hombre violento. Muchas veces eso no pasa en la práctica o lleva su tiempo o termina prolongando las agonías" señala Leonor.
Emergentes sociales
A su turno Virginia Schmidt coincide en el fortalecimiento institucional desde el Estado y añade "Es importante pero lo fundamental hacerlo en lo cotidiano con nuestra familia, alumnos, amigos etc porque todos tenemos conductas violentas y machistas alrededor nuestro. Hasta nosotras mismas. Es un trabajo finito que se hace día a día. El emergente son las mujeres que mueren, es cierto, pero para evitar el abuso y que esto se siga reproduciendo, el trabajo está en nosotros" afirma Virginia. "Es importante interiorizarse en estas problemáticas, preguntarse más qué pasa que los jóvenes nos están mostrando lo que ya no le va más de esta sociedad. No es una moda - por ejemplo el lenguaje inclusivo o los pañuelos verdes - sino emergentes sobre los que nosotros tenemos que trabajar" sostiene Virginia.
Asimismo Leonor señala "También creo que en parte, estos emergentes son resultados de transformaciones previas. Es un ida y vuelta que tiene que ver con cosas que estas nuevas generaciones recibieron y en algún punto los adultos tenemos la responsabilidad de acompañar y ocupar determinados espacios para que esto se continúe en el tiempo" dice Litre a la vez que opina que estas situaciones son cuestiones culturales que atraviesan muchísimos otros temas, como las posturas prejuiciosas o criticonas. Tal vez en la última movilización en la plaza no éramos tantos pero lo que vale para nosotros es estar ahí haciéndonos cargo de lo que pensamos y creemos porque esos espacios también son importantes aunque sean sólo simbólicos, ya que los cambios también parten desde los símbolos" expresa Litre.
"Estas micro luchas también las planteamos por aquellos criticones (no críticos) de lo que estamos haciendo, porque en esas miradas también hay un mecanismo de defensa para no hacerse cargo de esta problemática que tenemos y nos atraviesa a todos. Por eso también está bueno trabajar por esa gente" comenta Aldana.
Aborto legal, gratuito y seguro
En cuanto a las críticas que recibió la última manifestación convocada por Femiradas en la plaza Sarmiento de Pigüé y donde se mezclaron consignas sobre la violencia de género con leyendas a favor de la despenalización del aborto, Leonor Litre opina que, "Para nosotras, ambas consignas están muy relacionadas, porque el aborto clandestino también es una forma de violencia sobre la mujer; pero a la vez entendemos la complejidad que hay en torno al tema del aborto. La lucha por Ni una menos está más aceptada socialmente y en el caso del aborto se juegan concepciones religiosas, de conciencia personal e individual. Pero nosotras coincidimos en que el aborto legal es justicia social. Creemos que es necesario un marco legal porque el aborto va a seguir existiendo y no es que por la despenalización va a haber más aborto, sino que se van a garantizar otras condiciones para los casos donde se va a seguir dando".
En ese mismo sentido, Aldana Arroyo opinó que ambos reclamos van de la mano. "No estamos promoviendo el aborto. Estamos diciendo que la legalización es necesaria para evitar que sigan muriendo mujeres en abortos clandestinos. Estamos pidiendo que se garanticen las condiciones adecuadas a aquellas mujeres que con ley o sin ella están decididas a abortar. Ambos reclamos garantizan derechos para la mujer" dice Arroyo al tiempo que reflexiona "Creo que estos dos temas se intentan separar porque el Ni una menos, en un primer momento ubicaba a la mujer en un lugar de debilidad donde hay que abrazarla y contenerla porque es la débil; y en el caso del aborto se trata de un empoderamiento de la mujer, entonces genera más reticencia. Pero si lo analizamos más profundamente, ambos van de la mano, porque ambas luchas están garantizando derechos para las mujeres" asegura Arroyo.
Sobre este tema, Virginia afirma que es violento que una mujer no pueda decidir sobre su cuerpo o que alguien decida sobre su vida y que esa mujer que quedó embarazada, tenga miedo de ir presa por abortar o por ir a una guardia hospitalaria y decir que no quiere continuar con ese embarazo, mientras que otras mujeres, en el mismo Estado, por contar con recursos económicos acceden sistemáticamente a abortos en condiciones de asepsia y perfectamente llevados adelante. Esto nos parece muy violento y una hipocresía de la sociedad. Entonces: ¡ Ni una menos por abortos clandestinos y educación sexual urgente!. La política de Estado que previene la violencia que se ejerce hacia la mujer es: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir" asevera Virginia Schmidt.
Huérfanos, hijos de la violencia
Al preguntárseles cómo se puede trabajar con aquellos niños que pierden a sus madres, por femicidios, las cuatro entrevistadas, van aportando en el diálogo, todas las patas de una mesa que aún está en construcción y que demanda acciones en red desde las instituciones que permitan la recuperación de esos menores en un marco familiar o de lazos afectivos cercanos.
Mónica opina "Desde lo preventivo es necesario trabajar con las nenas desde pequeñas para empoderarlas y que sepan qué permitir y qué no. Que puedan darse cuenta qué es lo que está bien y qué está mal"
En cuanto a la atención de la urgencia ante una familia víctima de femicidio donde quedan chicos huérfanos, Aldana sostiene "Todo apunta a que se establezca una red de vínculos que contengan a esos niños y no su institucionalización".
"Cuando en una familia se genera el código de la violencia y de alguna forma se intenta contener, acompañar, o lograr una recuperación, las instituciones tienen el rol de reestablecer esa red" opina Leonor, mientras que Aldana - que se desempeña en la docencia con adolescentes - agrega "En las escuelas nos pasa que cuando una denuncia es llevada al Servicio Local de la Niñez y la Adolescencia, lo primero que se busca es un referente dentro del núcleo familiar o de amigos para empezar a trabajar ahí, con la escuela, como institución que acompaña la recuperación de ese lazo, porque cuando los chicos quedan huérfanos necesitamos esa contención para que no terminen en un Hogar, porque no queremos eso" concluye Aldana Arroyo.