Editorial
29 de Febrero de 2020

Manos injustas

Manos injustas

(por Walter Ditrich).- La Guerra de las Malvinas, guerra patria que por un rato unió a los argentinos pisadores y a los argentinos pisados, culmina con la victoria del ejército colonialista de Gran Bretaña.


No se han hecho ni un tajito los generales y coroneles argentinos que habían prometido derramar hasta la última gota de sangre. Quienes declararon la guerra no estuvieron en ella ni de visita. Para que la bandera argentina flameara en estos hielos, causa justa en manos injustas, los altos mandos enviaron al matadero a los muchachitos enganchados por el servicio militar obligatorio, que más murieron de frío que de bala.

No les tiembla el pulso: con mano segura firman la rendición los violadores de mujeres atadas, los verdugos de obreros desarmados. (Eduardo Galeano).

 

Eduardo Luis Gassino, (foto) ahora personal retirado del Ejército Argentino, fue jefe de la Guarnición Militar Pigüé, allá por los años 2002 y 2003. Participó en los actos recordatorios del 2 de Abril, donde el país homenajea a los veteranos y a los héroes de Malvinas. El propio Gassino, fue presentado en los actos como Veterano de Guerra. Ahora, figura entre la nómina de los primeros militares procesados por torturar a soldados en la guerra, cometiendo violaciones a los derechos humanos que fueron tipificadas como delitos de lesa humanidad.
Hace mucho tiempo que la tortura de los militares de la dictadura a los propios soldados en Malvinas era un secreto a voces. Se evidenció a la faz pública con la película «Iluminados por el Fuego» (Dirigida por Tristán Bauer, 2005). El film se basa en la obra del veterano platense Edgardo Esteban. Quien es muy criticado por los veteranos de guerra por su actuación personal en el conflicto de Malvinas. De todas maneras, es anecdótico si Esteban fue un buen camarada de armas, o su relato es autobiográfico o le sucedió a otro soldado. Lo concreto es que los estaqueos y las torturas que denuncia «Iluminados por el Fuego» ocurrieron según la justicia. Y uno de los principales acusados fue Jefe de la Guarnición Militar Pigüé.


En 2017, en uno de las tantas participaciones del programa Jóvenes y Memoria con alumnos a mi cargo, presentamos un trabajo audiovisual titulado «Malvinas causa justa en Manos Injustas», donde varios ex combatientes dieron testimonio de haber sido torturados en las islas. Osvaldo Rigoni, Oscar Martínez y Edgardo Pina, fueron a la guerra como soldados clase 62 y 63. No se conocieron entre sí durante el conflicto, pero los tres sufrieron o vieron torturas de parte de personal militar.
Nos relataron haber sufrido estaqueos, torturas con descargas eléctricas, ser obligados a sumergir las manos en charcos helados, o ver a conscriptos atados de pies y manos a la intemperie, casi sin ropa, a quienes les apretaban las narices con pinzas.
El trabajo de investigación citado, que se puede ver en youtube, relata las pésimas condiciones de alimentación, vestimenta y armamento que debieron afrontar los soldados que entregaron todo para defender a la patria.

 

 

Procesados

Hubo y hay quienes no creen en «Iluminados por el fuego» o pueden dudar de testimonios de soldados que han relatado las atrocidades sufridas: Pero ahora, la justicia viene, aunque tarde, a echar luz sobre las graví-simas violaciones a los derechos humanos que algunos militares cometieron en las islas contra sus propias tropas, tal cual habían hecho sobre su propio pueblo en el continente durante la dictadura que comenzó el 24 de Marzo de 1976.


Hay cuatro militares procesados, entre ellos Gassino. Se trata de Miguel Ángel Garde, Belisario Gustavo Affranchino Rumi, Gustavo Adolfo Calderini y Eduardo Luis Gassino, quienes para la jueza federal de Río Grande Mariel Borruto cometieron los hechos durante una dictadura que les negó a las víctimas sus derechos de defensa. "Para la magistrada, los hechos investigados son crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico-militar, período en el que se encontraban suspendidas las garantías constitucionales", explicó en diálogo con Télam Jerónimo Guerrero Iraola, abogado del Centro de ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), querellante en esta causa.


En su resolución, la jueza federal Borruto sostiene que los imputados impusieron tormentos a los soldados pertenecientes al Regimiento de Infantería Nº 5 del Ejército Argentino para “castigar de manera cruenta y desmedida las presuntas infracciones disciplinarias”. Entre las torturas citadas en el expediente se habla de esta-queos y enterramientos bajo temperaturas extremas y suelo congelado durante varias horas, amenazas con arma de fuego, sumersión de la cabeza en agua helada, entre otras.


En ese sentido, aportó que, para la magistrada, "los soldados no pudieron denunciar al Estado criminal que había promovido las torturas" que recibieron por parte de sus superiores durante el conflicto bélico de 1982.
En una sentencia de más de 70 fojas a la que tuvo acceso Télam, Borruto sostiene que hubo un "despliegue" por parte del "Estado terrorista de acciones de inteligencia y psicológicas contra las víctimas de torturas, por medio de los que montaron el aparato de impunidad".
"De esta forma, a los soldados que sufrieron torturas los obligaron a callar", explicó Guerrero Iraola, quien calificó a esta resolución como "un hecho histórico en la historia judicial" de Argentina.
La jueza dispuso además embargos sobre los bienes de Garde por la suma de 5 millones de pesos, y de un millón de pesos sobre los patrimonios de Calderini, Affranchino Rumi y Gassino.


Esta causa se inició en 2007 y tiene a 95 militares denunciados por 105 casos, cometidos contra más de 120 víctimas, y hasta ahora se tomaron indagatorias a 24 ex militares, por lo que el número de procesados podría incrementarse con el avance de la investigación.
En junio de 2019, el fiscal general ante la Cámara Nacional de Casación Penal, Javier Augusto De Luca, había ratificado que "los supuestos actos de torturas cometidos por ex militares contra soldados de su propia tropa durante la guerra de Malvinas constituyen crímenes de lesa humanidad y por lo tanto no prescriben".
El fiscal citó como argumentos normas del derecho penal internacional, tratados internacionales con jerarquía constitucional y doctrina de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Según De Luca, "la prohibición de la tortura y tratos inhumanos es absoluta e inderogable, aún en tiempos de guerra, en caso de amenaza a la seguridad nacional o de lucha contra el terrorismo o por cualquier otra razón".


En base a ese dictamen, los tiempos de la investigación avanzaron y en diciembre del año pasado, los imputados se presentaron a indagatoria ante la jueza, y negaron haber participado de maltratos contra conscriptos (como estaquea-mientos o enterramientos) y declinaron la posibilidad de contestar preguntas de las partes. En cambio, los acusados efectuaron un relato sobre su participación en el conflicto bélico y la situación general de los uniformados a su cargo,


Por su parte, el letrado que representa a los ex combatientes remarcó que la sentencia constituye "un punto de inflexión en la lucha por Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía".
"Tuvimos que batallar contra los esquemas de poder, las fuerzas armadas, ciertos sectores de derecha que publicaban editoriales en medios importantes en los que bajaban la línea de la impunidad, al tiempo que nos acusaban de mentirosos o caranchos", remarcó.


Y en ese sentido, destacó que gracias a este fallo se pueda avanzar sobre los crímenes cometidos contra los soldados conscriptos, que han sido la últimas víctimas colectivas de la dictadura."


«La Guerra de las Malvinas, guerra patria que por un rato unió a los argentinos pisadores y a los argentinos pisados, culmina con la victoria del ejército colonialista de Gran Bretaña» resume Galeano.


Malvinas es una causa nacional. Nuestro reclamo de soberanía es irrenunciable. Los 649 héroes que ofrendaron su vida en las islas, merecen gloria y honor eternos. Los veteranos nuestro máximo respeto, reconocimiento y abrazo fraterno en agradecimiento permanente.
Pero no debemos renunciar al reclamo de justicia, a perseguir la impunidad, y de la misma manera que levantamos la bandera de «las Malvinas son Argentinas» debemos seguir exigiendo el respecto irrestricto a los derechos humanos, ayer, hoy, y siempre. No habrá patria soberana posible basada en la tortura, la injusticia y la impunidad.


«Para que la bandera argentina flameara en estos hielos, causa justa en manos injustas, los altos mandos enviaron al matadero a los muchachitos enganchados por el servicio militar obligatorio, que más murieron de frío que de bala» dice el escritor.

La metáfora quizás no tengan tanto rigor histórico pero es precisa: Malvinas es una causa justa que debemos reivindicar, pero denunciando a los injustos que torturaron soldados argumentando «defender a la patria».