LUJAN TANCO: “TENGO LA OBLIGACIÓN MORAL DE CONTAR NUESTRA HISTORIA”
La profesora e historiadora Luján Tanco, presenta hoy su segundo libro sobre “Comercios que hicieron historia” en esta ocasión dedicado a sastrerías modistas artículos del hogar y bazares. Será desde las 13:30 hs. por Canal 4 televisión pigüé y a través de Facebook en la página "Rescatando nuestra historia".
En diálogo con Reflejos, al autora comentó “Comencé la investigación en junio de 2018 y concluí en febrero y el 19 de marzo lo envié a imprenta. Tiene 554 páginas, muchos testimonios y fotografías.
Un siglo de historia comercial
“Además de contar la historia de los comercios hago referencia a la parte social de la comunidad porque cuento las historias de las familias que fundaron esos comercios.
El libro incluye tiendas, mercerías, lencerías, boutique, sastrerías, modistas con academias de corte y confección y bazares, artículos del hogar y cristalería.
La mezcla de rubros responde a que algunos comercios como La Elegancia de Amón Lorenzo comenzó siendo una peluquería pero después incorpora productos de librería, bazar y por último agrega lencería.
Traté de reflejar todos los comercios que hubo en Pigüé, entonces mi investigación hace todo el recorrido por el siglo XX. Comienza en el año 1901 con diarios que tenemos en el museo hasta el año 2000. Hay comercios que sólo menciono con una publicidad porque no tengo manera de acceder, por ejemplo, a un sastre o una tienda de 1901 y hay anteriores también como la sastrería Castagnola que es de 1896. A través de las publicidades puedo rescatar eso” señaló la profesora de historia.
Pigüé: epicentro comercial
Al hablar del gran movimiento comercial que registra la historia de Pigüé, a pesar de ser una localidad pequeña, Luján explica “Pigüé tenía poca densidad de población pero en esa época venía muchísima gente de la zona a comprar, además de la gente que vivía en el campo que venía una vez al mes a comprar y se proveía en estos comercios para todo el año. Además, en el libro hago referencia a tres grandes tiendas que hubo en Pigüé que fueron sucursales de tiendas importantes que hubo diseminadas en la provincia de Buenos Aires: Casa Boo, Casa del Pueblo y Casa Galli. En esta última hubo una cuestión económica y quedan a cargo dos personas de Pigüé y después cierra en la década del ’50; pero Casa del Pueblo y Casa Bó tuvieron recorrido comercial desde 1918 hasta la década del ’90. Casa Boo inicia en calle España esquina Ciudad de Rodez y después se traslada a Avenida Casey y España donde estuvo toda la década del ’20. Casa del Pueblo, estuvo siempre en Maipú y Avenida y Casey, mientras que Casa Galli en Avenida Casey y 25 de Mayo” afirmó Tanco.
Al referirse a los rubros comerciales que incluye su libro, la profesora Tanco sostuvo “Modistas quedan algunas y hay una que yo menciono y pude entrevistar. Es Mónica Laurent, muy reconocida a nivel de alta costura, pero sastrerías, no queda nadie. Desaparecieron porque la ropa de confección mató al oficio del sastre que confeccionaba pantalones, sacos y chalecos y después incorpora la ropa para dama como sobretodos, tapados. Pero al sastre le gustaba trabajar para el hombre. Además, en esa época, el hombre tenía que vestir con saco y corbata. Sobre todo los empleados que trabajaban en las tiendas y en algunos comercios que les exigían que fueran vestidos de esa manera; por eso las sastrerías tuvieron mucha vida durante muchos años. Hoy lamentablemente el oficio ya no existe. Muchos jóvenes se formaron siendo cadetes, luego aprendían el oficio y más tarde ponían sus propia sastrería. Solamente queda un sastre vivo que es el Sr. Tito Iglesias que actualmente vive en Buenos Aires”.
Más de cien testimonios
El trabajo se basa principalmente en testimonios orales y en un relevamiento sobre publicidades comerciales realizado en el museo y archivo de Pigüé. “Más de cien personas me han dado su testimonio y otras que no lo han querido hacer porque hay gente que no tiene interés o les parece que no es importante lo que pueden aportar y yo eso lo respeto” señaló la escritora a la vez que agregó “No tengo contabilizadas la cantidad de horas de entrevistas pero son más de dos por persona y el libro contiene más de 499 citas textuales” comenta la escritora que también confiesa que no graba los testimonios porque muchas personas se ponen nerviosas, por lo que en casa entrevista toma notas, más allá de contar con su memoria privilegiada.
Obligación moral
Al preguntarse por sus motivos para dedicar tanto tiempo, trabajo, esfuerzo y recursos a este tipo de investigaciones, Luján Tanco no duda en responder “Me apasiona la historia. He sido profesora de historia durante 25 años y lo sigo siendo porque aunque estoy jubilada, siempre alguien me llama para dar una charla y me encanta. Me gusta difundir la historia de Pigüé porque es muy rica y no quiero que se pierda. Y no hay nadie que lo esté haciendo. Tengo una obligación moral - por tener la profesión de profesora de historia - de rescatar los testimonios de esa gente que vivió esa época siendo empleados o propietarios de esos comercios, otra realidad y ha aportado tanto por nuestra comunidad. Quiero resaltar que hubo gente que se ha sacrificado muchísimo por generar un mejor nivel de vida y por generar mano de obra, ya que las grandes tiendas han llegado a tener más de veinte empleados. Quiero que los jóvenes sepan y vean que si uno tiene un objetivo claro, perseverancia, voluntad y con sacrificio, se logran un montón de cosas. Como resalté con mi libro anterior de ramos generales el esfuerzo de los inmigrantes que no tenían absolutamente nada y que lograron hacer mucho por la comunidad y por el bienestar de sus familias a través del trabajo. Ese es mi motivo: ver que a través del trabajo se puede lograr lo que uno se propone” concluyó Luján Tanco quien también adelantó que ya está trabajando en el tercer libro de esta serie que incluirá bares, boliches, restaurantes, hoteles, confiterías, grupos musicales y orquestas.
El libro, estará a la venta desde hoy en Casa Girolimini, LU34 Radio Pigüé y contactándose con la autora al 2923 410652 y tiene un valor de mil pesos.
