PABLITO RAMADORI: EL HOMBRE MANOS DE TIJERAS
El Día del Peluquero se celebra en todo el mundo el 25 de agosto. En esta fecha se conmemora la santificación de Luis IX de Francia en 1270. Este rey había designado a su peluquero como hombre libre. Eso elevaba su jerarquía social, que por esas épocas se separaba en rangos muy marcados, dejando de lado su estatus de hasta entonces plebeyo como el resto de los peluqueros.
En nuestro país, el festejo surgió 600 años después que en el resto del mundo. Este oficio antes era ejercido sólo para la nobleza que en el siglo XIII utilizaba en Europa, sobre todo en Francia, grandes pelucas. En esa época el peluquero era varón y se encargaba de mantener las pelucas, no el cabello natural.
En la Argentina se celebró por primera vez el Día del Peluquero en el año 1877, cuando en el teatro Coliseo, ante una concurrida asistencia se creó la Sociedad de Barberos y Peluqueros. Varios años más tarde, en 1940, durante el Congreso Nacional de Peluqueros realizado en la ciudad de Pergamino, se designó oficialmente al 25 de agosto como el Día del Peluquero.
Hace 25 años que Pablo Ramadori en su peluquería de calle Ciudad de Rodez al 300, está “al servicio de las cabezas de Pigüé”. Así lo define en el inicio de la charla con Reflejos en el día del peluquero.
Aunque todos en el pueblo lo conocen com “Pablito”, curiosamente su peluquería se llama “Gastón”. “Es mi segundo nombre” comenta mientras recuerda que cuando puso su peluquería ya había otra con el nombre Pablo, por eso decidió usar su segundo nombre, Gastón.
El oficio de escuchar
Asumiendo que todo peluquero tiene un poco de psicólogo y consejero popular, Pablo asegura “Es un trabajo muy lindo. Escucho historias y la paso muy bien. Algunas historias muy ciertas y otras no tanto” dice entre risas agregando “se escucha de todo ahí adentro, además de fútbol y pesca que ya todos saben como es el tema” haciendo referencia a su pasión por River Plate y la pesca.
“Me llevo muy bien con la gente que me confía un montón de cosas que tal vez no cuentan en la casa. A los chicos, sobre todo, que a veces te cuentan que están peleados con alguno o tienen algún problema con los padres y trato de decirles los dos caminos que hay: el correcto y el no correcto. Trato de orientarlos de la mejor manera” confía a la vez que reconoce “Aprendo mucho en la peluquería porque todo el mundo te enseña algo”.
¿Por qué peluquero?
Al hablar de la elección de su profesión, Pablo Ramadori expresa “Me gustaba la profesión. En aquel momento yo trabajaba en Adidas (por la ex Gatic) entonces me lo propuse y en ese tiempo trabajaba y estudiaba a la vez para tratar de poder recibirme, tener mi oficio y arrancar. Con un poquito de esfuerzo lo logré. Trabajar y estudiar no es lo mismo, pero todo se consigue. Estoy muy conforme y agradecido con la gente porque realmente la paso muy bien. Hoy en día tengo gente que cuando yo estudiaba y trabajaba, les cortaba el pelo en sus casas y en la actualidad siguen siendo mis clientes. Pasan las generaciones y siguen en la peluquería. Contamos historias porque uno conoce al padre, al abuelo. Muchos se acuerdan de que cuando eran chicos yo les cortaba el pelo” relata Pablo.
“Ahora –por la pandemia entran de a uno solo - pero cuando había grupos esperando, la pasábamos muy bien porque todos compartimos la charla. A veces tengo que dejar de cortar porque nos reímos mucho y nos tentamos. El cliente también se tienta de la risa y tengo que esperar porque para cortar no te podés mover” cuenta el peluquero.
El pez pintado
Pablo tiene fama de buen pescador y como todo pescador, el mito popular indica que no siempre dice la verdad en cuanto al peso y tamaño de las piezas que obtiene, agregando algún gramo o centímetro a la hora de relatar sus hazañas con la caña.
Al respecto, es un clásico de su peluquería, un cuadro en el que se puede apreciar un importante pejerrey supuestamente igual a uno que Pablo pescó, pero con la particularidad de que no es una fotografía sino un dibujo, del pescado.
“¿Qué pescador no es mentiroso?” afirma mientras suelta la carcajada para agregar “Tuvimos una palabras con el que me hizo el dibujo porque me lo hizo un poco más chico. Para que se den una idea, cuando saqué ese pejerrey era de noche y ¡la laguna bajó 2 cm!” asegura en broma.
El sol sale para todos
Al hablar del auge de los “barberos” que en la actualidad son tendencia de moda, Pablo asegura que no existe ningún tipo de rivalidad ni competencia entre ambas profesiones.
“No, en absoluto. Al contrario, en mi caso cuando uno está apurado y no tiene lugar para para atender a alguien, siempre trato de mandarlo a algún colega, como para que lo atienda y lo pueda sacar el paso más rápido. Sin duda, el sol sale para todos” opina Pablo después de 25 años de profesión.