UN AÑO DESPUÉS: OTRO LADRILLO EN LA PARED
por WALTER DITRICH (walterditrich@hotmail.com).- Hace un año le pusieron un freno de mano al mundo. La frenada fue brusca, inesperada. La inercia nos descolocó. No nos pudimos bajar. Fuimos condenados a una prisión domiciliaria sin juicio previo. Inexplicablemente, comprendimos que la mejor forma de cuidar al otro es mantenerlo a distancia.
Aprendimos a usar el “PANDICCIONARIO”: Pandemia. Coronavirus. Covid 19. Wuhan. Cuarentena. Asintomàtico. Achatar la curva. Aislamiento social, preventivo y obligatorio. Distanciamiento. Hisopado. Anticuerpos. Test rápido. Casos sospechosos. Infectòlogos. Circulación viral. Salidas recreativas. Protocolo. Tapabocas. Barbijo. Circulaciòn comunitaria. Confinamiento. Servicios esenciales. Alcohol en gel. Máscaras. Recuperados. Continuidad pedagógica. Zoom. Videoconferencia. Teletrabajo. IFE. Ayuda alimentaria. Alimentar. Argentina Unida. Anticuerpos. Astrazeneca. Segunda dosis. Confinamiento. Segunda ola. Indice de contagio..... Inmunidad de rebaño….
“Te escapas del Sheraton!!!” me decía un vecino resumiendo el hartazgo por la cuarentena. Ya pasó los 70 abriles, que tiene buena casa y no sufre apremios económicos. “Pero hace meses que no veo a mis nietos. No tengo a nadie en Pigüé. Toda mi familia está lejos” resume con un evidente dejo de angustia. “Te escapás del Sheraton, porque el problema es la falta de libertad, no son las condiciones de detención”, sentencia.
Un año de cuarentena. Mas dura o más blanda. Fase 1 o fase 5. Se parecen a 100 años de soledad. Un año de incredulidad. De incertidumbre. De temor. De desconfianza. Un año que iban a ser menos y cada vez es más.
Un año de hartazgo, precaución, solidaridad, compromiso, incredulidad, resignación, rebeldía, virus, enfermedad, muerte, vacuna, vida y alivio.
China estaba lejos de Macondo. Lejísimo. Pero la peste llegó. Se hizo verdad. El barbijo nos tapó la boca. “Nos preguntan cómo vivimos, sobreviviendo”, respondimos y respondemos. Mientras tanto, miramos por la tele una película de ficción cotidiana.
Hay vacuna. Pero no llega a todos. Están los que se adelantan en la cola. No hay antídoto contra la viveza criolla. El vecino puede contagiarte. El amor de tu vida te puede infectar. Cada uno de nosotros es, potencialmente, un arma mortal.
Estuvimos un año imaginando cómo será la nueva normalidad post pandemia. ¿Seremos más solidarios?. ¿Nos cuidaremos más entre todos?. ¿Habrá atención de la salud igualitaria para pobres y ricos?. ¿Se seguirán fabricando respiradores más baratos?. ¿Seguiremos consumiendo sólo lo necesario?. ¿Valoraremos el tener cerca a familiares y amigos?. ¿Recuperaremos todos los abrazos perdidos olvidando rencores?. ¿Dejaremos atrás la estúpida grieta que resta para sumar cuando hay objetivos comunes?. ¿Seguiremos siendo igual de solidarios con los que menos tienen? . ¿Los adultos mayores seguirán siendo los más cuidados de la tribu?.
Cuando el coronavirus pase, ¿La vida de las personas seguirá siendo más importante que la economía?. ¿Nos seguiremos preocupando para que las villas tengan agua corriente?. ¿Habrá ingresos de emergencia para quienes no pueden alimentarse bien?. ¿Redefiniremos un sistema educativo pensando primero en el vínculo y las personas antes que en los resultados de las pruebas “aprender”?. ¿Seremos capaces de seguir teniendo la responsabilidad social de cuidar a los otros?.
Cuando todo esto pase.. ¿Dejaremos el distanciamiento para acercarnos a lo demás?.
“La pandemia, nos ha mostrado lo espantosa que es la normalidad, lo imperdonable de sus desigualdades… “ dijo Roger Waters. Y sentenció: “volver a la normalidad no es una opción”.
Le tengo malas noticias. El Covid 19 se parece cada vez más a "otro ladrillo en la pared". Los países ricos se vacunan primero, los poderosos se adelantan en la fila, nuestros viejos siguen sin se prioridad y esperan en la cola de la desidia; los países corren la carrera de la indiferencia, los fanáticos siguen negando la ciencia y entierran muertos por miles, los anti y los pro agrietan la vida y te condenan a no vivirla. No se sabe cuántas víctimas dejó la pandemia en Africa. Pero todos los dias se transmite en vivo desde Londres para el mundo.
¿Nueva normalidad?.
Un año después, no hay más que otro ladrillo en la pared....