Emotiva ordenación sacerdotal de Sergio Boudou
El ahora Presbítero Sergio Boudou que se ha desempeñado en la parroquia de Pigüé, recibió la ordenación sacerdotal en la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen de Coronel Suárez. La ceremonia fue el sábado y fue presidida por el arzobispo Fray Carlos Azpiroz Costa y contó con la presencia de obispos, sacerdotes y diáconos de toda la región. Luego por la tarde el novel sacerdote suarense, celebró su primera misa como presbítero.
Hubo momentos de profunda espiritualidad que conmueven, aún a quienes no conocen la magnitud de su significado. Uno de ellos, cuando postrado ante el altar, el -entonces- futuro sacerdote, escuchaba y rezaba las letanías que cantaba el coro. Otra ocasión muy emotiva fue cuando el Arzobispo Fray Carlos Azpiroz Costa, puso sus manos sobre la cabeza de Sergio Boudou y le tomó la promesa como sacerdote. O cuando rezó la plegaria de ordenación, consagrándolo como Presbítero, concluyendo con una solicitud: “Que sea, por su conducta, ejemplo de vida”.
Por supuesto, el momento culminante fue cuando Fray Carlos Azpiroz Costa dijo a todos los presentes: “La Iglesia cuenta con un nuevo Presbítero” y entonces, todos los que acompañaban la ceremonia estallaron en un interminable aplauso, mientras Sergio Boudou se confundía en interminables abrazos con sus padres, hermanas, familiares, amigos.
Al titular de la Arquidiócesis, le cupo la tarea de investirlo con las vestiduras de sacerdote, luego de lo cual recibió el cáliz con el vino y la patena con el pan, que luego se transformarán en el cuerpo y la sangre de Cristo. Tras esto, el Obispo le dio a Sergio Boudou el saludo de la paz.
Acompañaron a Fray Azpiroz Costa, el Obispo Emérito, Guillermo Garlatti, y el Obispo Auxiliar, Jorge Wagner, además de alrededor de cuarenta sacerdotes de toda la zona.
La ordenación sacerdotal es una fiesta para la Iglesia. Por su importancia, estuvieron presentes todos los Sacerdotes y Diáconos de la Arquidiócesis que pudieron concurrir a Coronel Suárez para esta ocasión.
El mensaje del nuevo sacerdote
Emocionado en diferentes momentos de la ceremonia de su ordenación sacerdotal y al término de la misma, cuando se mezcló en interminables abrazos con su papá, su mamá y sus hermanas; o cuando fue recibiendo el saludo de toda la gente que lo ha seguido en su camino espiritual hasta llegar a su consagración como sacerdote. Así se lo vio al suarense Sergio Boudou, el sábado, en el templo parroquial de Coronel Suárez.
Al momento de dirigirse a todos los presentes, aclaró que no iba a mirar hacia adelante porque tenía miedo de que “la emoción me atragante y no pueda decir lo que venga rezando”.
Puso en evidencia, al inicio de su mensaje, que “por providencia de Dios, hoy se nos regala poder compartir esta fiesta, que es fiesta suya y de todos nosotros, de toda la Iglesia”. Dijo que la oportunidad de reunión es para “darle gracias, porque Él es bueno, porque su amor no conoce medida y porque siempre sigue apostando una y otra vez, por cada uno de nosotros”.
Contó el consagrado sacerdote que, en el tiempo de preparación, y por ende, de intensa oración, le resonaban una y otra vez “las palabras del salmo que rezamos hoy: ´¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?´ Y como no puedo pagar nada, solamente puedo dar gracias. No puedo pagar, porque esto es gratis. Así son las bendiciones que Dios nos da”.
Pidió a todos los presentes sumarse con él a su acción de gracias. Tras lo cual agradeció: “Por el don de la vida y por mis padres, a quienes elegiste como instrumentos y guías. Te doy gracias Señor, por ellos, por su entrega amorosa, por su testimonio de amor cotidiano y sencillo, con el que me compartieron la fe. Te doy gracias por mis hermanas, que tanto me enseñan, de acompañar sin importar las distancias ni las fronteras. De que amar al otro es acompañarlo en su camino de felicidad, respetando y aconsejando con cercanía, sinceridad y dulzura. Te doy gracias Señor, por la familia grande que me enseñó que en la mesa siempre hay lugar para uno más”.
También agradeció “por todos los que están acá física o espiritualmente presente; por los que han partido ya a tu casa. Te doy gracias especialmente por mis abuelos; por mis amigos, porque en ellos me regalas descubrir que ser hermano va mucho más allá de la sangre. Gracias por darnos y compartir la vida como viene: multiplicar las alegrías y dividir las tristezas. Te doy gracias, por haber descubierto en su corazón abierto el brazo de tu misericordia y el aliento por seguir caminando y amando”.
Agradeció, también a Dios, por su Iglesia, “por hacernos familia bajo un mismo Padre”. Fue un mensaje muy bonito, sentido, pensado y rezado, que coronó la ceremonia de ordenación sacerdotal.
Fuente: La Nueva Radio Suárez.
Fotos: Juan Schtre.