Agricultura
8 de Noviembre de 2024

La Niña: cuando una debilidad ilusiona al sector agropecuario

La Niña: cuando una debilidad ilusiona al sector agropecuario

A partir del relevamiento de datos actuales, se espera un fenómeno atenuado desde este mes que, incluso, puede llegar hasta marzo venidero.

“Ya estamos en una Niña débil. Y también bastante corta, ya que para el venidero mes de marzo casi estaríamos en neutralidad, cuando lo proyectábamos para abril a partir de los datos de septiembre”.

Lo dice Alfredo Elorriaga, analista y consultor de temas relacionados con el clima, a propósito de una actualización que se vive por estas semanas en el sector agropecuario luego de la sucesión de precipitaciones en sectores productivos de nuestro país, especialmente en las zonas Núcleo y norte cercana al puerto de Bahía Blanca.

En la mayoría de los casos y en términos generales, el fenómeno La Niña se relacionado —por múltiples razones— a lluvias por debajo de los promedios normales para cada región analizada.
En la vereda de enfrente, a El Niño se la vincula con períodos (extremos, incluso) de mayores registros de lluvias, en casi todos los casos por encima de los promedios históricos.

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“¿Una Niña débil? Implica que es menos probable que se produzcan los impactos habituales de falta de agua durante el verano. Pero también hay que advertir que la variabilidad de los indicadores predecibles aún podría influir en la confianza de este pronóstico. Es decir, a partir de los datos actuales se espera una Niña débil desde el corriente mes de noviembre, con el 60 % de probabilidad, y que persista hasta marzo de 2025”, añade Elorriaga en el informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

En el sudeste y sudoeste bonaerenses y la región lindera de la provincia de La Pampa las recientes (y algo imprevistas) lluvias no fueron tan relevantes, pero llegaron en un momento oportuno de urgente demanda para una etapa clave de los cultivos.

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A esta circunstancia, Elorriaga la explica de la siguiente manera: “Por un lado este año tuvimos suerte de que la neutralidad se mantuvo por más tiempo ya que, normalmente, un evento Niño o Niña empieza a tener injerencia en el clima de la Argentina a partir de septiembre u octubre. Esta vez, todo indica que La Niña se va a empezar a notar a partir de diciembre. Esto nos dio tiempo para que, en octubre, las lluvias hayan dejado una cantidad de milímetros mejorando la situación antes de que empiece el evento. En los últimos 30 días hubo una conjunción de factores que fueron a favor para que las lluvias resultaran muy eficientes. Los mecanismos regionales tuvieron un comportamiento específico y extremadamente favorable, lo que permitió el desarrollo de lluvias disruptivas”.

La duda, ahora, se traslada a lo que suceda en las semanas venideras.

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“¿Si los registros se pueden repetir? Insisto en que se trató de ese tipo de precipitaciones y es muy difícil que se repita de la misma forma en este noviembre. Pero, gracias al retraso de La Niña y que la intensidad se haya atemperado, podemos esperar un mes de lluvias dentro de lo normal para la Argentina”, añade.

También explica que, para este verano, aparte del impacto de La Niña débil, hay que destacar un hecho que genera una mayor incertidumbre, ya que los océanos están muy calientes.

“Si bien hablamos de la buena noticia que significa una Niña débil y corta, lo que en principio va a favor de mejores lluvias para la Argentina, cierto es que existen factores, como los calentamientos oceánicos, que disminuyen la confianza de los pronósticos. Al estar el sistema más alterado y haber, en definitiva, mayor energía disponible, todo puede pasar. Y un ejemplo de ello lo vimos en España (por el fenómeno de Depresión Aislada en Niveles Altos, DANA, que este martes 29 y miércoles 30 ha provocado más de 219 muertes y decenas de desaparecidos en Valencia).

Como toda inversión de cielo abierto, el riesgo climático es el más impredecible y el único imposible de manejar. En todo caso, las herramientas actuales permiten avizorar un mejor futuro para la agricultura argentina hasta, al menos, pasado el inminente verano.