Personajes
25 de Abril de 2025

Delfina Rivas, la bailarina que conquista el mundo con el lenguaje del cuerpo

Delfina Rivas, la bailarina que conquista el mundo con el lenguaje del cuerpo Delfina Rivas, la bailarina que conquista el mundo con el lenguaje del cuerpo

Desde Pigüé al mundo, la historia de una artista que encontró en el tango y en la danza su manera de habitar el arte. Con pasos firmes, pasión profunda y una entrega total, Delfina Rivas traspasa fronteras, conecta culturas y emociona públicos con solo moverse.

Por esos misterios que tiene la vocación, Delfina Rivas supo desde muy chica que su lugar estaba en un escenario. El primer paso lo dio en su pueblo, Pigüé, al entrar al Instituto Coreográfico. Desde entonces, nunca se detuvo.

“Mis comienzos en la danza fueron bastante inocentes. Como todo niño, lo que yo quería era simplemente bailar. Me imaginaba en escenarios, recorriendo el mundo, bailando”, recuerda con ternura. “Desde el primer día que mi mamá me llevó al Instituto Coreográfico Pigüé, supe que eso era lo que quería hacer toda mi vida.”

La formación con Laura Burggi, su primera maestra, fue clave para forjar la artista que es hoy. “Fue fundamental, una etapa muy enriquecedora. Tuve una formación rigurosa, con metas claras. Desde muy joven asumí responsabilidades que muchas veces superaban mi edad. Eso marcó mi manera de ver la profesión.”

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Uno de los grandes giros en su carrera vino con el intercambio cultural a Francia. Allí vivió por primera vez lo que sería una constante en su camino: la danza como lenguaje universal. “Me permitió conectar con personas a través del movimiento, sin necesidad de hablar el mismo idioma. Fue ahí donde entendí el poder de la danza para unir culturas.”

Luego, llegarían nuevas fronteras. Una audición en Buenos Aires la llevó a ganar una beca para estudiar en la American Academy of Ballet de Nueva York en 2016. “Mis papás confiaron en mí, y gracias a eso pude vivir una experiencia que cambió mi vida. Me abrió la cabeza y me hizo crecer muchísimo.”

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Con el paso del tiempo, otro lenguaje apareció en su camino: el tango. Un descubrimiento tardío, pero decisivo. “El tango para mí es un sentimiento. Me conecta con lo nuestro: con nuestra forma de abrazar, de saludar, de sentir. Enseñar tango es también transmitir nuestra cultura y valores.”

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En Buenos Aires, Delfina se consolidó como bailarina profesional participando en algunos de los shows más prestigiosos del circuito tanguero. “Trabajé en Señor Tango, un show impresionante, con una producción enorme y una orquesta increíble. Fue un punto de partida fundamental. Después vinieron otros lugares emblemáticos como Tango Porteño, Mansión Tango, El Querandí, y el más reciente, Bloody Tango.”

Este último espectáculo marcó un nuevo desafío en su carrera: “Lo que tiene Bloody Tango de distinto es que mezcla el lenguaje corporal del tango con otras danzas y expresiones. Hay que tener mucha capacidad física y escénica, improvisar, sostener trucos acrobáticos, estar muy presente. Fue una de las experiencias más enriquecedoras que viví”.

Además de brillar en los escenarios, Delfina desarrolla una intensa labor como docente internacional. Su experiencia en Europa la sensibilizó profundamente. “Tengo alumnos de distintas partes del mundo. Todos llegan con muchas ganas de aprender, pero no todos están acostumbrados al abrazo, algo tan propio de nuestra cultura. A veces primero hay que enseñar a abrazar, luego a bailar. Recién después llega la técnica.”

Lejos de idealizar el camino artístico, Delfina habla con claridad sobre la importancia de la perseverancia. “Mi consejo para quienes sueñan con una carrera artística es que no bajen los brazos. Que sigan esa chispa interna, aunque no sepan bien qué es. Con el tiempo, la respuesta aparece. A mí me pasó con el tango: el día que lo bailé en un escenario, entendí que eso era lo que estaba buscando. La disciplina y el amor son claves para cumplir los sueños.”

Hoy, Delfina Rivas sigue bailando, enseñando y dejando una estela luminosa en cada lugar que pisa. Con los pies en el suelo y el corazón en el arte, se mueve por el mundo abrazando culturas, y recordándonos que, a veces, no hacen falta palabras para decirlo todo.