Editorial
24 de Mayo de 2020

EL PUEBLO DEBE QUERER

EL PUEBLO DEBE QUERER

(por Walter Ditrich).- Hoy como ayer, el pueblo también debería querer saber de qué se trata.  

El cabildo no está abierto, no se puede.  Aunque si de libertad hablamos, todavía sordos ruidos oír se dejan.

Si hoy estuvieran French y Berutti, en todo caso repartirían barbijos y agitarían la revolución por las redes con el hastag: #independenciaeconómicaya. Gritarían “fuera el FMI” y es probable que estuvieran más cerca de Pitrola que del Jefe de Regimiento de Patricios.

Moreno llamaría a revisar la deuda ilegítima, y la concentración de tierras en manos extranjeras. Mientras Cisneros resistiría atornillado al sillón hablando de honrar los compromisos, achicar el déficit fiscal, combatir “al populismo morenistas”. Mientras,  en el  “Clarín colonial” , don Joaquín Morales Solá  editorializaría en contra de los planes para las negras mazamorreras que se embarazan para cobrar asignaciones patrias por hijo en lugar de vender mazamorras en las bicis de Glovo.  Cisneros intentaría seguir gobernando en nombre del “Rey Mercado” agitando los fantasmas  para no “volver al pasado”.

Cuando vea que se le viene el agua, casi tan hirviendo como la de las invasiones inglesas, Cisneros recurría al “moderado” de Don Miguel Angel Pichetto Saavedra a fin de lograr una revolución, pero moderada y por la derecha.

En la jabonería de Vieytes, en lugar de reclamar apertura comercial, los comerciantes e industriales le pedirían al gobierno proteccionismo y cierre de mercados intentando resucitar la producción local.  Cornelio, con la espada y poca palabra,  intentaría imponer el “sector más moderado” para que el relato revolucionario sólo cope las tapas de las gacetas. Pero que en la patria naciente siga siendo un virreinato de los sectores terratenientes, aduaneros, especuladores y aristocráticos de las metrópolis no pierdan demasiados privilegios. 

En 1810, inició la historia careta argentina, se proclamó una independencia mentirosa. Una junta criolla que gobernó en nombre la junta de Sevilla, pero que hizo la suya y nunca más reconoció al Rey Fernando.

Ahora, 210 años después en el cabildo con tapabocas, se relata un asonada revolucionaria en contra de la dictadura financiera internacional. Pero se les va a pagar. Y nuevamente, honraremos con impuestos del pueblo los acuerdos firmados con los buitres por aquellos mercaderes del capital que siguen vendiendo las joyas de la abuela.

 El pueblo, parece, ya no quiere saber de qué se trata.  Y encima, suele ungir con voluntad popular a mercachifles de la meritocracia que terminan rematando lo que queda de patria por unas pocas monedas. O migajas de poder en cuotas.

De lo que se trata, es siempre de lo mismo. Como decía San Martin, “seamos libres, lo demás no importa nada”.  Izamos bandera, delimitamos fronteras, acuñamos moneda, organizamos una nación republicana, nos dimos una Constitución que manoseamos bastante.  y expulsamos al ejército invasor.

Pero nos falta la libertad económica. La verdadera soberanía económica social, para que ya nunca más un prestamista, una multinacional, un fondo de inversión o una potencia comercial y financiera nos diga que hacer. Porque mientras la dependencia económica continúe, nuestro pueblo no será verdaderamente libre y la patria declamativa  seguirá socializando deudas y privatizando ganancia en unas pocas manos.

Es hora. 210 años después. El pueblo tiene que querer.

El PUEBLO TIENE QUE QUERER SABER DE QUE SE TRATA.

VIVA LA PATRIA!

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