Mientras que la figura del encuentro, Maximiliano Herrero dijo que otros compañeros también habían jugado bien y sobre el penal opinó «es cuestión de suerte. Y antes del partido estaba hablando con Ramón Mereles en el vestuario y le dije que me de un beso en la mano porque iba a atajar un penal, así que le mando un saludo», bromeó,
y también que en el entretiempo le tuvieron que dar una inyección «no podía mover el cuello, me había agarrado un tirón hasta la espalda y no podía girar el cuello». «Creo que fuimos contundentes, después del primer gol Sarmiento nos tuvo en un arco, tuvimos suerte de estar firmes en un par de jugadas que fueron claves y en el segundo lo redondeamos con la corrida del pulpo», opinó sobre por qué lo ganaron y en cuanto a sus intervenciones, una de las más difíciles fue la que le tapó a Casimón «llegué porque la mordió», confió y que era una gran alegría ganar un clásico.