(por Walter Ditrich).- Mariano Sánchez, tiene 46 años. Es empleado en un conocido comercio de Pigüé y padece poliquistosis renal. Una enfermedad hereditaria que le afecta los riñones. Junto a su mujer Marina Menchaca, se decidieron a “no repetir la historia familiar”. Por lo que emprendieron un largo camino a fin de evitar una segura diálisis para luego entrar en una lista de espera para un trasplante. ¿La solución?. Hallar un donante voluntario. Mariana fue la primera opción. Pero en familia decidieron preservar sus riñones por si eventualmente las hijas de ambos los pudieran necesitar en el futuro. Y apareció la Tía Susana. La historia, ya tiene un final feliz desde hace cuatro meses en que se llevó a cabo la intervención quirúrgica.

“Nosotros empezamos hace año y medio con la idea de cambiar la historia de la familia. Mariano, viene con una enfermedad hereditaria que tuvieron varios integrantes de la familia. Su papá recibió un trasplante de un donante cadavérico, la tía de Mariano fue trasplantada y una prima y su hermana que fallecieron por esta enfermedad en diálisis. Todo eso nos hizo ruido y decidimos darle una vuelta a esta historia” relata Marina en Reflejos Radio.
Reconociendo que, “lo que primero que hicimos fue trabajar con Lisana Vives, nutricionista, el Dr, Mariano Sequeira y la psicóloga Juli Magno y el Dr. Rudolf de Bahía Blanca que nos ayudó a darle forma a la idea de no llegar a la diálisis para hacer un trasplante. La idea nuestra fue al revés, hacer un trasplante para no llegar a diálisis”.
Lo primero fue pensar en un donante compatible. La primera opción era la propia Marina. “Pero como es una enfermedad hereditaria, mi dos hijas también lo tienen. En una reunión familiar se determinó fueran para las chicas, si lo necesitan. Calculamos que no será necesario porque cuando empezás a transitar hay alternativas para no llegar e eso.. Pero decidimos que yo no sea donante”, dijo Marina.
Un amigo de Mariano, se ofreció enseguida para ser donante, pero no pudo ser porque no fue compatible, pero “lo utilizamos de chofer en cada viaje a Buenos Aires”. “La mamá de Mariano tampoco puedo ser porque debido a su edad podría sufrir algún riesgo… Ellos cuidan al donante, porque el paciente ya está jugado. Y la tía Susana, (Susana Moulín de Alric), que vive en Bahía enseguida dijo: yo voy a ser, estoy segura. Y así fue. Nunca demostró miedo, y también fue una fortaleza para Mariano, porque él seguía con su tratamiento con la seguridad que le ofreció su tía. Susana, de 65 años, es hermana de la mamá de Mariano, con el apoyo de su familia fue la donante para su sobrino”.
Mariano, tiene la cobertura de OSECAC, que respondió de muy buena manera y comenzaron a realizar estudios durante año y medio en la clínica Nephrology de Capital Federal. “Fueron muchos viajes, y de ahí nos dijeron que el 26 de Enero, nos teníamos que internar en el Sanatorio El Sagrado Corazón” dice Marina, quien habla en plural porque fue una historia de toda la familia de Mariano. Marcando que, “sin obra social un trasplante con donante vivo es inalcanzable desde lo económico. Es una lástima porque mucha gente no tiene cobertura y puede tener donante y que por falta de dinero no lo puede hacer”.
“Esto te cambia la vida” resumió Marina. Sin el trasplante, sin la tía Susana, sin el apoyo de su familia ni su cobertura de salud, Mariano hubiera tenido que viajar a dializarse tres veces por semana a hacer diálisis a Suárez, no podés trabajar. “Hasta cuando te vas de vacaciones tenés que ir un lugar con centro de diálisis para tomarte un día en familia. Son muchas las cosas que te cambian. Mariano, sino fuese por la pandemia, estaría trabajando normalmente”.
Ahora Mariano Sánchez y su tía, están muy bien de salud. Se controlan y envían los resultados para ir monitoreando la evolución que se dio de muy buena forma.
La poliquistosis renal,que padece la familia de Mariano, hace que los riñones se llenen de quistes y entonces el órgano no funciona como corresponde. “Nosotros logramos frenar la enfermedad con una dieta en proteínas, que nunca la tuvimos en cuenta porque nunca nos dijeron. Por eso, la ayuda de la nutricionista Luisana Vives fue fundamental…. Obvio que no es fácil, tenés que controlar las proteínas que comés por día mirando los rótulos de las mercaderías. Eso logró que la enfermedad de Mariano se detenga dos años y nos dio tiempo para el trasplante”, resume su esposa. Añadiendo y “sin sal, en casa no existe la sal”.
“Cuando empezamos con esto fue sentarnos, hablarlo, con nuestras hijas adolescentes. Hablarlos con nuestros compañeros de trabajo que nos apoyaron, nuestros amigos que nos acompañaron de manera incondicional, nos esperaron, mucha gente rezó, hicieron cadenas de oración. Tomamos la decisión de abrirlo, contarlo, porque ayuda. Y la tía Susana, que siempre estuvo segura y su familia que siempre lo aceptó. Seguimos adelante y lo logramos”.
“Siempre cuando hablamos de donante, hablamos de que es cadavérico. Es obvio que tenemos miedos, pero cuando transitás y ves que te cuidan tanto y donde ven el mínimo detalle vuelven para atrás. Eso te anima. Decirle a la gente que se anime, consulte y siempre se cuida al donante” dijo Mariana.
Quien agradeció a la Dra María Teresa Galdo, y al Dr Jorge Quinchuela, “que los siguen atendiendo a Mariano. Ante la menor duda, los llamamos, y siempre tenemos una respuesta, como su secretaria Laura, nos mandan por mail, whatsapp, es invalorable porque estamos lejos y en pandemia”. Quien aclaró que, “desde el 16 de Marzo estamos encerrados todos en casa. Sólo salimos a los controles de la bioquímica y nada más. Mariano tiene bajas las defensas y estamos haciendo la cuarentena”.
“Hay que animarse porque podemos salvar vidas, está bueno y te sentís bien” resumió Marina.