El 2 de junio se conmemoró el día del bombero voluntario. La fecha se relaciona con un feroz incendio ocurrido en el año 1884 en el barrio porteño de La Boca cuando un vecino de la zona, Tomás Libertti, quien se convertiría en Comandante del primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios del país, organizó una cadena humana para apagar las llamas que amenazaban propagarse rápidamente por las humildes viviendas. Para homenajear a estos servidores públicos Reflejos dialogó con el bombero voluntario del cuartel de Pigüé, Marcelo Bureck quien comentó “Llevo más dentro del cuartel que afuera. Tengo 38 años y arranqué a los 14, aunque de bombero en actividad llevo 20 años.”
Súper héroes
“Tengo recuerdos de muy chico de escuchar la sirena y me iba corriendo hasta el cuartel – porque vivo muy cerca – para ver salir los autobombas. Para mí era muy especial porque cuando uno es chico ve a los bomberos como súper héroes” relató Bureck.
Los inicios
Al recordar cómo fue que se incorporó al cuatel de bomberos de Pigüé, Marcelo Bureck señaló “Entré a la escuela de cadetes gracias a dos compañeros, Mauro Coronel y David Beltrán, que me invitaron porque ellos estaban ingresando también al cuartel. También estaba Lucas Badías, Agustín Bras, todos entramos en la misma época. A partir de ahí es mi profesión y mi alma”.
Capacitaciones
Sobre la amplia variedad de hechos en los que en la actualidad intervienen los bomberos, Marcelo Bureck subrayó la continua capacitación que llevan adelante estos servidores públicos. “ En la escuela de cadetes pasando a la escuela de aspirantes que ya es la última carrera y luego para ser bombero, estamos constantemente capacitándonos. Pertenecemos a una Federación y se nos da la posibilidad de estar continuamente aprendiendo dentro y fuera del cuartel. Por ahí la gente eso no lo ve pero para la persona que le gusta, siempre lo va a hacer con el mismo afán y aprovechando a sacarle el jugo a todo lo que se nos brinda” dijo el bombero.
La primera salida
Sobre su primera vez en acción, Marcelo Bureck recordó “. Mi primera salida me la acuerdo. Fue un accidente de tránsito. No fue la salida que todo bombero espera porque en esa época no estábamos avocados a tantos otros servicios como ahora. Me llamaron y me preguntaron si quería asistir, obviamente por tratarse de un accidente y no de un fuego que es lo que la mayoría de la gente cree que es para lo que está el bombero. Luego con el correr del tiempo y con las capacitaciones se nos ha ido formando para asistir a un montón de siniestros. Con las ganas de salir que tenía dije enseguida que sí y fue bastante fuerte pero nada que un bombero no pueda resolver”.
Dejar de lado lo emocional
“En la mayoría de los casos la misma vocación te va llevando a que en el momento dejás a un lado lo emotivo y te enfocás más en lo laborar. Esto no quiere decir que le pase a todos porque hay bomberos que son más ‘amigos’ del fuego, otros de la altura o de los accidentes y eso se respeta. No porque se desmaye al ver sangre o le tenga miedo a las alturas no va a ser bombero. En el cuartel somos muchos y obviamente no todos pueden hacer todas las actividades. Eso se habla y se respeta porque no queremos que ninguno se ponga mal o tenga un accidente porque tiene algún miedo o hay algo que no puede hacer. La gran mayoría puede separar lo que es el laburo, su vocación de servicio y lo sentimental. Obviamente uno se pone en cualquier situación ya sea porque conoce al vecino o simplemente porque uno no quiere que esas cosas ocurran” reflexionó Bureck.
Toque de sirena
Al comentar cómo vive el momento en que el llamado de la sirena lo convoca, Buerck señala “Cuando toca la sirena, normalmente voy corriendo. Algunas veces he salido en chancletas y me las saqué en el camino y seguí ‘a pata’ porque correr en chancletas es lo más difícil que me ha tocado en la vida. Es muy divertido ver cómo llegan algunos bomberos. En calzoncillos y medias, hemos visto cosas muy cómicas. El preparativo que tiene el toque de sirena para nosotros es de 30 segundos y si te llega a agarrar en la cama, uno se desespera y agarrás lo primero que tenés”.
En cuanto a la gran velocidad en que tras el toque de sirena, una dotación está en la calle camino al siniestro, Bureck opina “Se ha llegado a cumplir la salida con un tiempo muy bueno. Tenemos compañeros que viven lejos y se enojan porque al haber tantos bomberos que viven cerca nunca llegan a salir porque se van alistando a medida que llegan al cuartel”.
Vivir en alerta
Cuando se le pregunta si en la vida diaria puede un bombero estar tranquilo o vive en estado de alerta, Marcelo Bureck reconoce “En la rutina diaria vivimos en alerta. No digo que no descansamos bien, pero incluso estando de vacaciones cuando escuchás la sirena estás mirando para buscar el fuego o la columna de humo o en una noche de tormenta estás pensando que en cualquier momento suena porque hay mucho viento o mucha caída de agua. Realmente estamos siempre en alerta” finalizó el bombero voluntario Marcelo Bureck.