(por Walter Ditrich).- Cola en la calle. Barbijo. Demora. Postal del distanciamiento social en tiempos de pandemia.
El hombre habla a los gritos, como todos. Es que hay dos metros de distancia entre cliente y cliente. Es grandote, con evidente ascendencia alemana, cachetes colorados. Se estaciona con estirpe campera: un pie adelante y la colita para atrás.
Se le nota el hartazgo a pesar del barbijo. “Esto va pa largo!!” grita. Y asegura sentirse “re podrido de estar encerrado y andar con este coso!!”. El “coso” es el tapaboca que a esta altura le tapa la barbilla, la mejilla y parte de la oreja; pero no la boca.
Por estos días, somos todos infectólogos. El hombre con el doctorado en infectología obtenido en la universidad de la calle, también lo es. Vocifera la solución a la pandemia mundial. “Lo único que queda es que nos apestemos todos, y el que se tenga que ir, que se vaya… ¡Qué se le va a hacer!”. “Y , si…. No queda otra! “ le responde el interlocutor más cercano.
Ambos deben estar muy seguros de que no les va a tocar “irse”.
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