• Los envases de plaguicidas son considerados residuos peligrosos, y el incremento de su uso, a partir de una mayor actividad agrícola; ha planteado escenarios en los que es necesario intervenir de manera eficaz.
Los envases de plaguicidas son considerados residuos peligrosos, y el incremento de su uso, a partir de una mayor actividad agrícola; ha planteado escenarios en los que es necesario intervenir de manera eficaz.
El incremento de las actividades agrícolas, trae aparejado un marcado incremento en el uso de los plaguicidas, con lo cual también crece el número de envases vacíos que se desechan. En el Distrito de Puan, que no es una zona de agricultura intensa, por ejemplo, en una sola campaña de trigo se descartan 5.500 envases de agroquímicos.
“Los envases de plaguicidas son considerados residuos peligrosos, y el incremento de su uso, a partir de una mayor actividad agrícola; ha planteado escenarios en los que es necesario intervenir de manera eficaz”. La afirmación pertenece al Dr. Hugo Kruger, del Sector de Manejo y Conservación de Suelos de INTA Bordenave, quien además es Coordinador del Proyecto Regional de Sustentabilidad que el INTA lleva adelante en el Centro/Sur de la provincia de Buenos Aires.
«El Proyecto de Sustentabilidad se encarga de revisar este tipo de cuestiones, alertar sobre estos problemas y en lo posible buscar soluciones. En toda la Provincia y en la región pampeana especialmente, con el aumento de la agricultura, también trae aparejado el incremento del uso de agroquímicos y por lo tanto de deshechos de envases, entonces este es un tema que en realidad hay que empezar a prestar atención porque no solamente es el residuo plástico, sino que además es un residuo que contiene aproximadamente un 3% del plaguicida utilizado con distintos niveles de toxicidad y se transforma en un residuo peligroso»; explicó el Ingeniero involucrado en el tema.
Con la finalidad de tener una idea del estado del problema, los especialistas del INTA realizaron un cálculo estimado basado en el Partido de Puan, teniendo en cuenta las campañas de trigo: « eso nos da, utilizando los herbicidas más comunes que son 2-4 D y Tordon, por ejemplo, y algo de glifosato, nos daría que en una campaña promedio habría unos 5.500 envases de 20 litros de plaguicida, y si tenemos en cuenta algunos datos de investigación que dicen que un 3% quedarían de residuo, eso equivaldría entre 2.500 y 2.800 litros de distintos tipos de herbicida con diferentes niveles de toxicidad».
«Y si a eso le damos un valor monetario estaríamos alrededor de los 100 mil pesos, esto es un ejemplo teórico de la magnitud del problema, además hicimos algunas consultas a los principales vendedores de plaguicidas en la zona y en realidad, teniendo en cuenta también la campaña de los cultivos de verano, los números se podrían triplicar»; ejemplificó el Ingeniero Hugo Kruger.
El representante del INTA recordó que el ejemplo pertenece a un municipio donde el uso de plaguicidas no es tan común, por lo que el problema es peor en municipios ubicados más al norte de la Provincia.
Sin Ley Nacional
No existe una Ley Nacional respecto al tratamiento de envases de agroquímicos, el Ingeniero Hugo Kruger indicó que hay una Ley Provincial que define al productor como generador del residuo peligroso, señalándolo como responsable del problema, pero no habla del fabricante del producto.
« Esta Ley tiene su mayor aplicación cuando el residuo se mueve o sale de la provincia, otra cosa interesante es que, de alguna manera hace responsable al municipio de cada lugar de la instalación de plantas de almacenaje transitorio de esos envases, o bien de delegar en algún particular el almacenamiento de esos envases y esto, en realidad está ocurriendo, muy lentamente. No hay una concientización generalizada pero muchos municipios de la provincia, incluso el partido de Puan está haciendo gestiones para establecer una zona de acopio transitorio y convenios con algunas de las empresas que se encargan de transportar y procesar esos residuos para su disposición segura final»; añadió Kruger.
Qué hacer?
El objetivo de la información brindada por el Coordinador del Proyecto Regional de Sustentabilidad que el INTA es despertar conciencia sobre el tema. Se sabe que el envase de plástico es peligroso porque contiene un producto tóxico, pero si se practica el triple lavado del mismo en el momento de la utilización del plaguicida, el potencial peligro del envase, se reduce notablemente, quedando sólo el 0,01% del producto dentro del envase. Esta profunda limpieza del envase es una exigencia de parte de las empresas, ya que si el envase se depositara sucio, se exportaría un producto tóxico haciendo una contaminación puntual en el sitio donde la empresa realiza el lavado.
« Lo lógico es que en el momento de utilizar el producto, el resto que queda en el envase, se enjuague y se vuelque en el mismo equipo pulverizador, es decir, muchos equipos modernos traen incorporado, con la misma bomba de retorno del pulverizador se puede lavar a presión el envase y ese líquido volcarlo en el tanque, entonces el producto queda totalmente aplicado en el campo y el envase queda prácticamente limpio. Si no se cuenta con ese equipo o con la bomba de presión en el pulverizador se puede hacer un triple lavado a mano, se llena con agua hasta un cuarto el envase, se lo agita en sentido horizontal y vertical varias veces como para enjuagarlo, se vuelca ese líquido en el tanque del pulverizador, esa operación se repite tres veces, con eso nos aseguramos que casi la totalidad del producto se aplica donde debe ser, en el cultivo o en el lote, es importante que se vuelque en el pulverizador y no directamente en el suelo»; aclaró el Ingeniero Kruger.
Peligrosidad
La necesidad de intervenir en este terreno, como ya se expresó, busca atenuar el impacto ambiental de estas actividades, como así también el riesgo para salud humana y el gasto innecesario que se produce por el desperdicio del material.
El profesional entrevistado hizo referencia a tres tipos de plaguicida, funguicidas, herbicidas e insecticidas.
« Ese es el orden de peligrosidad, muchos de estos productos son directamente tóxicos para la salud humana. Osea corre riesgo el aplicador, la persona que manipula estos productos tiene que tener la protección adecuada, hay toda una serie de elementos que deben usar antes de manipular estos productos».
«Por otra parte lo que llamamos la aplicación no segura de estos productos en cercanías de poblaciones, sobre vías de agua o montes, genera, por un lado una contaminación ambiental y un posible riesgo para la salud humana indirecto. Es decir, el agua o alimentos contaminados pueden ser consumidos por la gente y se tiene un efecto indirecto». «Y después hay un tema de contaminación ambiental y un efecto sobre lo que es la biodiversidad, es decir hay muchas poblaciones, que no son las poblaciones objetivo de la aplicación de estos plaguicidas, por ejemplo, las abejas, que pueden ser afectadas por el uso de éstos», dijo el profesional.
«Por eso es importante hacer un uso lo más responsable y seguro de esta herramienta, que es muy útil desde el punto de vista agronómico pero como toda herramienta, tiene sus riesgos… Un martillo es muy útil para clavar un clavo pero nos podemos remachar un dedo también»; manifestó Kruger.
Para añadir que puede existir un equilibrio en lo que es una producción con altos insumos y una orgánica, tenemos por un lado una producción con altos insumos, que en realidad es la que genera divisas en el país, y por otro estaría la posibilidad de una producción demasiado ecológica, que, posiblemente, no produzca el mismo volumen de granos o producto, por lo que sería conveniente lograr un equilibrio.
« Ni irnos a un extremo donde tenemos una gran producción pero estamos generando un daño a la población, un daño ambiental, y tampoco volver a las fuentes de trigo de 500 kilos, que son muy ecológicas pero no nos dan para vivir»; señaló Hugo Kruger.
Finalmente el Ingeniero del INTA aseveró que, en general, el productor agropecuario se encuentra preocupado por el tratamiento de los residuos tóxicos.