Ante una acumulación de sucesos que generaron dudas y mucha incertidumbre sobre el futuro inmediato de la planta de calzado Vulcabras Azaleia Argentina (VDA), el director Industrial de la fábrica instalada en esta ciudad, Héctor Adamoli, dialogó con el periódico suarense Nuevo Día para aclarar una serie de cuestiones y, de alguna manera, llevar tranquilidad a los trabajadores y en general a la población.
Dijo que la idea de Vulcabras es seguir creciendo y apostando por la planta local, que se han invertido este año 400 mil dólares en maquinaria y que a lo largo de 2012, pese a producirse renuncias y despidos, la fábrica ha tomado a unos 190 operarios. También dijo que no le consta que el intendente Ricardo Móccero haya intervenido ante la ministra Débora Giorgi para frenar despidos, aunque reconoció que “tiene contacto con el Gobierno nacional y seguramente les manifestó su preocupación”.
Además reconoció que se importan capelladas desde India, a las cuales se les agrega valor y se reexportar a Brasil, con lo cual en la planta local se le aporta el 60 por ciento del precio final al calzado que se vende en Brasil.
Negó rotundamente que se vaya hacia una especie de ‘robotización’ de la empresa y que ello explique los despidos paulatinos, ya que aseveró que “en la industria del calzado no se puede reemplazar a la mano de obra, sólo se pueden automatizar o perfeccionar ciertos pasos, pero no prescindir del factor humano”.
Despidos?
«Este año la dotación (personal) ha decrecido. Tal como le comuniqué al intendente Móccero y se publicó en los medios de comunicación, más del 60 por ciento de la merma de personal responde a renuncias y el restante porcentaje corresponde a personas con alto índice de ausentismo y otro tanto a cuestiones de indisciplina. Es una situación habitual que sucede en cualquier empresa», aseguró el entrevistado..
Informando que en cuanto a empleados, «la mayor cantidad de operarios que tuvo fue a mediados de 2010 con unos 4 mil empleados. Actualmente la dotación está en unas 3.015 personas».
«No es para preocuparse que haya mil personas menos que en 2010. Y además pensemos que en dos años las condiciones del mercado varían bastante y uno tiene que ir readecuándose a la demanda que hay en el momento. Uno a veces no puede mantener el personal, aunque no es agradable reducir personal. Hay que hacer readecuaciones, a veces algún proceso se automatiza».
En tal sentido, en los pasillos de la fábrica surgió el rumor y se extendió hacia afuera, de que la fábrica iría hacia una ‘robotozación’ con lo cual prescindiría de personal; pero esto fue negado. «No, no, no es así. Ni en nuestra empresa ni en ninguna empresa de calzado del mundo. La robotización se da mucho en otro tipo de industria, en la metalmecánica, pero en la confección del calzado hay que entender que es una fabricación muy manual, muy artesanal. Las máquinas van mejorando, tienen sistemas de regulación y puestas a punto para agilizar el trabajo, pero quien las maneja es la persona. Esto no va a dejar de ser mano de obra intensiva. No creo que pueda vivir para ver algo así en esta industria».
Como se sabe, el principal temor en comunidades del interior que depende casi exclusivamente de una fuente laboral de tamaña envergadura, es que esa radicación fabril un día decida emigrar o cerrar, como pasó con la ex Gatic. La respuesta del vocero fue tajante: «La empresa no ve la situación así. La empresa sigue apostando al proyecto acá en Argentina. De hecho en lo que va de 2012 hemos invertido en maquinaria por una cifra cercana a los 400 mil dólares. Lo que sí hace la empresa es, en la medida en que va viendo como va la condición del marcado, va acomodando, haciendo ciertos ajustes para tratar de mantener el proyecto funcionando. No estar estático, no adecuarse a la situación de mercado, ahí sí es donde puede suceder algún tipo de golpe o de caída, que es algo que ninguno de nosotros desea que suceda, ni para la empresa ni para la ciudad de Coronel Suárez.
(*) especial NUEVO DIA.